Minutos después, aparecieron otros tres policías que sometieron tanto al periodista como al camarógrafo, propinándoles una golpiza que fue grabada en video por los transeúntes, y en el que se observa cómo los funcionarios les dan patadas a ambos trabajadores de la prensa. Después de la salvaje agresión, las víctimas fueron llevadas a la estación de Policía.
El comandante de la Policía de Bogotá, Hoover Penilla, repudió la actuación de sus efectivos, prometió sancionarlos y pidió disculpas al gremio periodístico: "Estamos para garantizar la seguridad de ellos, y eso hace más grave lo que paso hoy", dijo, citado por El Espectador.
El hecho contra los comunicadores generó más violencia, puesto que varias personas causaron daños materiales a la estación de Transmilenio.
Violencia frecuente
El hecho no es aislado. Tan sólo el año pasado, de acuerdo a cifras de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), se registraron 147 agresiones en contra de periodistas. En la última década, aunque ha desescalado el conflicto armado que afecta a ese país desde hace más de medio siglo, no han cesado los obstáculos para el libre ejercicio de la prensa.
Los asesinatos, que fueron moneda común en la década de los 80 y 90, han disminuido, pero ahora la violencia -explica el director ejecutivo de la Flip, Pedro Vaca, citado en un trabajo especial de 'El Tiempo' - se ha trasladado a "zonas donde la institucionalidad es permeada por actores armados ilegales y mafias locales que a través de distintos métodos siguen intimidando la labor periodística".
Ese mismo diario refiere que, de todas las denuncias de agresiones contra periodistas, "la mayoría fueron amenazas y obstrucciones por la fuerza para realizar el trabajo de informar a la comunidad".
El hecho no es aislado. Tan sólo el año pasado, de acuerdo a cifras de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), se registraron 147 agresiones en contra de periodistas. En la última década, aunque ha desescalado el conflicto armado que afecta a ese país desde hace más de medio siglo, no han cesado los obstáculos para el libre ejercicio de la prensa.
Los asesinatos, que fueron moneda común en la década de los 80 y 90, han disminuido, pero ahora la violencia -explica el director ejecutivo de la Flip, Pedro Vaca, citado en un trabajo especial de 'El Tiempo' - se ha trasladado a "zonas donde la institucionalidad es permeada por actores armados ilegales y mafias locales que a través de distintos métodos siguen intimidando la labor periodística".
Ese mismo diario refiere que, de todas las denuncias de agresiones contra periodistas, "la mayoría fueron amenazas y obstrucciones por la fuerza para realizar el trabajo de informar a la comunidad".