Esta
semana, el diario El Espectador hizo públicos los
testimonios que dan cuenta de la estructura armada que se tramó en el recinto
penitenciario entre 1998 y 2003 con la anuencia de las autoridades carcelarias
y fue responsable del asesinato y desaparición de multitud de reos y sus
allegados.
"Los
cuerpos se botaban en la puerta blindada y el Inpec [Instituto
Nacional Penitenciario y Carcelario] los recogía envueltos en
la cobija y los reportaba como infartos", narra una de las voces citadas
en el informe, tras detallar que el cianuro se usaba con frecuencia para esos
asesinatos.
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Según
ese expediente, armado después de una orden impartida por la Dirección
Especializada de Justicia Transicional, la guerrilla y el
paramilitarismo no solo libraron su propio "conflicto dentro del
conflicto" en la cárcel de La Modelo, sino que también articularon una red
de establecimientos dentro de ese recinto para afianzar su poderío, como
restaurantes, almacenes, ferreterías, discotecas o enfermerías.
Bloque Interno Capital
La policía antidisturbios en La Modelo tras la muerte de ocho presos. 3 de julio de 2001. - - |
El
ala sur de La Modelo era manejada por los paramilitares de las Autodefensas
Unidas de Colombia (AUC), mientras que el otro extremo se mantuvo bajo la égida
de la guerrilla. Una población carcelaria de casi 5.000 presos servía como
batallón para ambas fuerzas.
No
obstante, el informe detalla que los paramilitares se impusieron finalmente en
La Modelo mediante una estructura llamada Bloque Interno Capital, que
demostró su capacidad de barbarie mediante homicidios selectivos, masacres,
torturas, desapariciones y manejo de armas, al mando de Miguel Arroyave Ruíz,
alias Arcángel, preso en 1999 por tráfico de químicos para el procesamiento de
cocaína.
A
pesar de estar dentro de un recinto penitenciario, el poder de coerción que
tenían las autodefensas, ganado con sangre, les dio la posibilidad de
andar a sus anchas con armas, manejar negocios de venta de licor y
estupefacientes, permitir la presencia de mujeres, controlar el acceso de las
visitas y establecer sus propias reglas para la población cautiva.
Los
que se opusieran a ese régimen o simplemente no contaran con la simpatía de los
paramilitares tenían una sentencia cantada: "Morían envenenados, a
cuchillo, cortados. Con arma de fuego muy pocos. El que moría con arma de fuego
era un duro o alguien de las AUC. Muchas veces, al que entraba ya había orden
de matarlo y lo desaparecían", contó otro de los entrevistados por la
Fiscalía.
Sin testigos
Secuestros,
extorsiones, desapariciones y crímenes aún no resueltos apuntan como
responsables al Bloque Interno Capital, sin embargo, esclarecerlos en la
actualidad es casi imposible, porque los encargados de esa estructura fueron
abatidos. El único que queda con vida es Henry de Jesús López, alias Mi Sangre,
quien acaba de ser condenado en EE.UU. y jamás fue investigado en su país por
hechos relacionados a La Modelo.
Sin
embargo, la revelación de este informe es una pieza clave para reconstruir la
desperdigada historia del Bloque Capital de las Autodefensas, un grupo
que se encargó de extender la violencia en Bogotá a finales del siglo
pasado, pero cuyo expediente es el menos conocido del conflicto armado.